Anoche (sábado 30 de enero), mientras cenábamos, estuvimos viendo un poco el programa de Tele 5 La Noria. Se debatía si instaurar o no la cadena perpetua en el ordenamiento jurídico español, en relación con asesinatos como el de Sandra Palo o Mari Luz Cortés, acaecidos en los últimos años. En un momento del debate, Enric Sopena, multimillonario propietario del diario Público, descaradamente afín al marxista régimen de Zapatero, comenzó a decir que en Estados Unidos hay estados que tienen establecida la pena de muerte, y que, a pesar de ello, sigue habiendo delitos de homicidio y asesinato. En primer lugar, el mencionado rico neomarxista confundió la velocidad con el tocino porque, debatiéndose sólo la cadena perpetua, metió el tema de la pena de muerte, sin venir a cuento (vamos). En segundo lugar, confundió la velocidad con el tocino (y se le vio el plumero -como ahora comentaré-) al entender que la sanción penal es finalista (para que no se delinca), no causalista (porque se ha delinquido). Cuando en Estados Unidos, y en cualquier otro país liberal (liberal de verdad, me refiero), se impone una sanción a una infracción penal, no es para evitar delitos futuros, ni para enviar un "mensajito" a la sociedad, sino que la pena cumple la función de castigo, que -como bien se sabe- en un país liberal (democrático) ha de ser justo, es decir, proporcional a la infracción cometida. Y decía que a Enric Sopena se le vio el plumero porque, para él (y para el resto de neomarxistas), la sanción penal cumple (sigue cumpliendo -como ha venido siendo en todos los regímenes totalitarios-) una función fundamentalmente amedrentadora contra la sociedad. En los regímenes neomarxistas, la pena es, casi exclusivamente, un "ten cuidado" dirigido a los súbditos. Basta con ver cómo se las gastan en estados como Cuba, Corea del Norte, Irán, Venezuela, China, etc., y cómo se las gastaba el imperio comunista ruso, tanto dentro de su territorio como en sus ocupados satélites (Polonia, Hungría, etc.) Supongo que el debate de La Noria, anoche, acabaría como el resto de veces que lo he visto: con el Sr. Enric Sopena llamando poco menos que facha a quien no piensa como él, lo cual dice mucho sobre su capacidad de argumentación y convicción, y sobre lo "público" que es su diario.
ULTIMO MOMENTOOOOOOO !!!!
Hace 8 años